viernes, 6 de septiembre de 2013

Pequeños placeres 2. Infusión de regaliz


Hoy os traigo otro de mis pequeños placeres. Se trata de una infusión...


Tea Cup, Saxon Photographer. Attribution License 


Os pongo en antecedentes. Hace años apenas probaba las infusiones. Era, y soy, de tomar leche.


{Abro un paréntesis para confesar que en esto me quedé en la infancia: en mi vida he probado el café, ¡soy de leche o colacao!}

Pues bien, hace algún tiempo que empecé a probar las infusiones. Descartando el té, que no me gusta nada -sí el Nestea sin azúcar que me puedo beber a litros-, tomaba menta-poleo, tila o manzanilla, pero más que por gusto por participar de la sobremesa y no ser el bicho raro que nunca quiere nada.

Por eso, desde que descubrí el regaliz de palo para infusión, no paro de tomarlo siempre que tengo oportunidad, que no son muchas. Sólo lo encuentro en el puesto de especias La Antigua Ermita del Mercado de La Esperanza de Santander, un lugar del todo peculiar donde se pueden encontrar aromas y sabores de todo el mundo.

Supongo que este regaliz se venderá en otros lugares y en otros formatos, pero el que a mí me gusta es el que envasan en el pueblo de Mijares de Santillana del Mar. Es regaliz de palo triturado, sin más aditivos. Insisto en esto último, porque infusiones que contengan regaliz también he encontrado, pero suelen ir mezcladas con otro tipo de hierbas o incluso con té.

A mí, la que me gusta, es la infusión de regaliz sin más, ni siquiera azúcar...





Sabe delicioso y huele mejor... ¿lo habéis probado? ¿qué infusiones os gustan? ¿disfrutáis de pequeños placeres como éste?



Si quieres saber más sobre el regaliz, o palulú como yo lo llamaba de niña, podéis leer esta entrada del blog Directo al Paladar. Aquí he podido comprender el porqué del término adulterado "palulú", que en realidad es palodul o paloduz, que viene de palo dulce.
 
 
Feliz viernes





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